lunes, 18 de enero de 2010



Cuando una persona se aleja de su familia por razones particulares, que no son desamor, siente donde quiera que esté una muy fina nostalgia por aquellas personas de su familia con las cuales convivió, Se siente como si viviera en un país oscuro, como si un cielo opaco cubriera su existencia. Lo alegre, la mejor fiesta, le suscita un deje de tristeza. He conocido personas que niegan experimentar tales sentimiento, para ellos su familia ahora son sus amigos, sus compañeros de trabajo. En la misma forma de expresar estas ideas acerca de sus experiencias se puede notar el hondo color de esa separación. Se da el hecho de que diversos familiares pierden toda comunicación entre ellos. Se acostumbran a no saber unos de los otros. Es como si el sol no alumbrara ya parte de la tierra.
Pero nada hay tan feliz como encontrase con su propia familia, sus abuelos, sus padres, sus hermanos, sus primos, sus tíos, sus sobrinos, y ver que cada uno es a su manera. En mi familia se decía que “cada uno piensa con su propia cabeza”, se indicaba así un espíritu de tolerancia admirable. La familia es un lugar de humanidad, en el que todos caben, donde todos son bienvenidos. Lo más que me encanta de mi familia, cuando voy a visitarla, es encontrar siempre alguna persona nueva, ajena a la familia de sangre, pero inserta en los afectos de todos. “El, o ella, es como si fuera de la familia”, me dicen. Me produce honda satisfacción comprobar en sus palabras y expresiones que realmente se siente de esa forma. Sí, efectivamente, es grandioso sentirse en familia. La casa de mi familia es un humilde apartamento, pero es extraño lo bien que se sienten ellos en casa. Mejor que es sus propias casas.
Se dan dos posibilidades, la de cada uno por su parte, y la de todos juntos a todas partes. Mi experiencia personal es que cada uno por su parte, sólo genera soledad tenebrosa y doliente. Un espeso e impenetrable individualismo, radicado en sus mentes obtusas, lleva a muchas personas a romper lazos con su propia familia. Salen como quijotes a mejorar el mundo y como tales comienzan a luchar contra los molinos de viento de sus soledades y vacíos. En muchas partes del mundo existe hoy la idea de que es correcto ir a buscar mejor fortuna a otros países lejanos para obtener allí ventajas económicas que no existen en sus propios países. Logran establecer un sistema de “remesas” que ayuda a sus familias. Yo he palpado el dolor no sólo en los que se van sino también en los que se quedan. Es por sus familias que emigran, es por sus familias que se separan de sus esposas o esposos, sus padres o hijos. Es la tragedia de un mundo desigual.
Si usted vive lejos de su familia y no le es fácil ir a visitarla, cualquier comunicación con ella será feliz para todos. Recibir un mensaje de un ser querido que está lejos, es una fiesta. Yo lo sé por propia experiencia, yo, que he vivido desde mis diecisiete años apartado de mi familia, lo sé. Creo que unos de los servicios más nobles que presta a la humanidad el correo electrónico, E-Mail, es éste. Pero nada hay como un abrazo largo, cálido, con quienes son nuestra familia.
Si usted vive con parte de su familia, ya que es más difícil en la condiciones de hoy, vivir con toda ella, aproveche esa situación de cercanía para expresa ternura y amor a sus familiares. No ahorre cariños. Ahorre, sí, cualquier discusión. La relación de familia no es de dominio, sino de libertad. Tampoco quiera salvar a los miembros de su familia. Cada uno piensa con su cabeza. Obviamente usted quiere el bien de su familia, lo único salvador que se puede hacer por la familia, el único bien que le puede hacer es darle todo su amor. Los consejos, ¡ah sí, los buenos consejos¡ Déjelos y con mucho cuidado para cuando se los pidan. Hablo para relaciones familiares entre adultos. Con los niños la situación es otra.
En ningún lugar se puede ser tan feliz como en el seno de la propia familia. Es sabio aprovechar esta realidad. Puede acrecentarla. Haga que otras personas lleguen a sentirse en su casa como si fueran miembros de su familia. Haga que gocen la paz , el amor y la alegría que llena su hogar. Cuando tocan a su puerta ellos traen luz y gozo para usted, dueño de la casa. Sea acogedor, cada otro es su hermano, y experimentará una de las más nobles alegrías que puede sentir un ser humano.