La relación entre individuo y sociedad ha sido siempre un tema controvertido. ¿Puede un individuo ser feliz en unas sociedad convulsa? ¿Puede una familia ser feliz en una sociedad dura y cruel? Obviamente, la sociedad influye sobre el individuo y los grupos menores de forma inevitable. Pero la plasticidad del ser humano le permite adaptarse a cualquier situación y lograr un estado de supervivencia positiva. Existe, sin embargo, una condición tan dolorosa para la familia que no puede ser superada por nada. Me refiero a la pobreza extrema, a la indigencia, en que viven hoy millones de familias, destrozadas por el hambre, las enfermedades, y en las que el pan de cada día es la tristeza, la angustia y la desesperación. Me dirijo a familias que no están en estas circunstancias, pues quien puede leer este blog no está en esas circunstancias, al menos eso supongo.
Supongo, nuevamente, que la familia es la escuela primera donde los niños aprenden las más importantes lecciones para la vida posterior. En cierta ocasión, un niño de seis años observa a otro niño, quizá de su misma edad, andrajoso, famélico, y le pregunta a su mamá: ¿Por qué hay niños así, mamá? La respuesta de la mamá fue clara y definitiva: “A ti no te importa, tú eres así”. Pero la pregunta sigue ahí: ¿Por qué hay niños miserables, hambrientos, enfermos, mal vestidos, abandonados? Un día pregunté yo mismo esto a mi madre. Su respuesta me pareció sabia hasta ayer: “Para que haya mundo tiene que haber de todo, pobres, ricos, sanos, enfermos” Hoy no creo que eso tenga nada de verdad. ¿Por qué tiene que haber, ahora, mientras yo escribo esto, o tú lo lees, miles de personas muriendo de hambre y enfermedad? ¿Por qué? ¿Por qué tiene que tiene que ser así? Estas preguntas están prohibidas en casa de los poderosos, no desean saber de estas cosas. Estas familias enajenan a sus hijos, les ocultan la vergüenza del mundo que ellos mismos sustentan. Yo dudo de que exista en el seno de esas familias una verdadera felicidad.
¿Sabe usted por qué existen millones de personas en la indigencia degradante y triste? ¿Cómo respondería usted a esta pregunta? No lo dude, existe una explicación objetiva, fácil de comprender.
Imaginemos una gran empresa que obtiene grandes ganancias, y en la que trabajan miles de personas, Esas grandes ganancias, ¿hacia dónde fluyen? ¿Hacia las manos de quienes las produjeron con su trabajo? Usted sabe que no, fluyen hacia las manos de los dueños, en las que se acumulan, mientras los trabajadores empobrecen cada día. Por esa razón existe la miseria del mundo. Si usted lo comprende, tiene una respuesta. No se trata de ideologías. Se trata de hechos: la injusta repartición ds la riqueza producida. Así las familias se han vuelto escuelas de corrupción, porque no se han preocupado de investigar la razón de la indigencia, de la pobreza, de mucho más de la mitad de la humanidad, y enseñan a los niños a aceptar ese absurdo como algo natural. La solución es simple: repartir equitativamente las ganancias entre capital y trabajo. En el presente orden, la justicia está violada mediante una práctica de latrocinio y explotación. Es un simple detalle, pero de poderosas consecuencias.
Las familias no pueden ser felices dentro de este orden injusto ignorado, porque la inconsciencia no es fuente de felicidad, y mucho menos la maldad y ruindad de no importarle el otro. Es evidente la desorganización de la institución familiar, y su causa fundamental y radical es el estado de injusticia en el que está envuelta. La indiferencia por el otro que está a 4.000 kilómetros de distancia está conectada con el otro que está a 10 centímetros. Quien vive divorciado de la humanidad, indiferente ante lo humano, no pude querer a nadie particular, por más que lo intente. No lo dude, y si quiere dudarlo, hágalo: todos somos uno. Si borramos a alguien, todos quedamos borrados. No podrás ser feliz si no eres justo con toda la humanidad. Tienes una sola oportunidad, escapar, aunque sea mentalmente, de esta sociedad injusta y cruel. Un mundo mejor es posible.
.Y eso tienes que enseñar,
Supongo, nuevamente, que la familia es la escuela primera donde los niños aprenden las más importantes lecciones para la vida posterior. En cierta ocasión, un niño de seis años observa a otro niño, quizá de su misma edad, andrajoso, famélico, y le pregunta a su mamá: ¿Por qué hay niños así, mamá? La respuesta de la mamá fue clara y definitiva: “A ti no te importa, tú eres así”. Pero la pregunta sigue ahí: ¿Por qué hay niños miserables, hambrientos, enfermos, mal vestidos, abandonados? Un día pregunté yo mismo esto a mi madre. Su respuesta me pareció sabia hasta ayer: “Para que haya mundo tiene que haber de todo, pobres, ricos, sanos, enfermos” Hoy no creo que eso tenga nada de verdad. ¿Por qué tiene que haber, ahora, mientras yo escribo esto, o tú lo lees, miles de personas muriendo de hambre y enfermedad? ¿Por qué? ¿Por qué tiene que tiene que ser así? Estas preguntas están prohibidas en casa de los poderosos, no desean saber de estas cosas. Estas familias enajenan a sus hijos, les ocultan la vergüenza del mundo que ellos mismos sustentan. Yo dudo de que exista en el seno de esas familias una verdadera felicidad.
¿Sabe usted por qué existen millones de personas en la indigencia degradante y triste? ¿Cómo respondería usted a esta pregunta? No lo dude, existe una explicación objetiva, fácil de comprender.
Imaginemos una gran empresa que obtiene grandes ganancias, y en la que trabajan miles de personas, Esas grandes ganancias, ¿hacia dónde fluyen? ¿Hacia las manos de quienes las produjeron con su trabajo? Usted sabe que no, fluyen hacia las manos de los dueños, en las que se acumulan, mientras los trabajadores empobrecen cada día. Por esa razón existe la miseria del mundo. Si usted lo comprende, tiene una respuesta. No se trata de ideologías. Se trata de hechos: la injusta repartición ds la riqueza producida. Así las familias se han vuelto escuelas de corrupción, porque no se han preocupado de investigar la razón de la indigencia, de la pobreza, de mucho más de la mitad de la humanidad, y enseñan a los niños a aceptar ese absurdo como algo natural. La solución es simple: repartir equitativamente las ganancias entre capital y trabajo. En el presente orden, la justicia está violada mediante una práctica de latrocinio y explotación. Es un simple detalle, pero de poderosas consecuencias.
Las familias no pueden ser felices dentro de este orden injusto ignorado, porque la inconsciencia no es fuente de felicidad, y mucho menos la maldad y ruindad de no importarle el otro. Es evidente la desorganización de la institución familiar, y su causa fundamental y radical es el estado de injusticia en el que está envuelta. La indiferencia por el otro que está a 4.000 kilómetros de distancia está conectada con el otro que está a 10 centímetros. Quien vive divorciado de la humanidad, indiferente ante lo humano, no pude querer a nadie particular, por más que lo intente. No lo dude, y si quiere dudarlo, hágalo: todos somos uno. Si borramos a alguien, todos quedamos borrados. No podrás ser feliz si no eres justo con toda la humanidad. Tienes una sola oportunidad, escapar, aunque sea mentalmente, de esta sociedad injusta y cruel. Un mundo mejor es posible.
.Y eso tienes que enseñar,