martes, 23 de junio de 2009

LAS ACCIONES FELICES


Todos tenemos la experiencia que después de ciertos comportamientos nos sentimos bien, un bien que nos dura y nunca se convierte en un sentirnos mal. También tenemos la experiencia, a veces dolorosa, de sentirnos mal después de ciertas conductas y nos da malestar haber obrado de esa manera. Llevamos en nosotros mismos la clave para saber qué comportamientos nos harán felices y cuales no. Esto se ha llamado discernimiento de espíritu. Este discernimiento toma en cuenta el tiempo, porque se da el caso y con mucha frecuencia de que algo resulte de momento placentero, pero luego se torna tormentoso. Así estamos en la situación de estar feliz ahora con lo que hacemos y después sufrir con lo que hemos hecho. Quien come hasta la indigestión, o bebe en exceso, luego la realidad le pasa la cuenta. Muchos creen que vale la pena pagarla.
Es maravilloso sentirse siempre bien, preferible a cualquier otra cosa. Vale la pena dedicarle un tiempo a este discernimiento y hacer la lista de las conductas que lo hacen a uno sentirse feliz para tenerlas en cuenta a la hora de obrar. Obviamente cada uno hará una lista personal, con matices muy individuales. Se comprueba que en toda la humanidad y en toda sus historia se ha dado el caso de que unas determinadas conductas han hecho felices a quienes las han practicado, mientras que otras por el contario han sido fuente de sufrimiento. Es que somos una sola especia.
Digamos que ser agresivo, violento, irrespetuoso, no ha llevado a nadie a sentirse feliz, ni a disfrutar la amistad, el respeto y el cariño de los demás. Ese no es un buen camino para tener felicidad en la vida. Al lado mismo de éste, existe otro parecido: ser grosero, mal educado, desconsiderado, vulgar, tampoco lleva lejos en el camino de la felicidad.
Para ciertas personas existe una necesidad de mostrar prepotencia, ser exigentes, dominar y manipular a los demás, lo mismo familiares que otras personas. Este tampoco es un buen camino para ser feliz. En realidad, quienes se ven impelidos a obrar así están dominados por secretos y profundos sentimientos de inferioridad, que intentan compensar con tales comportamientos irritantes, ni ellos son felices ni hacen sentirse bien a aquellas personas con las que se relacionan.
Pasar por encima de alguien de alguien, sentirse poderoso, puede experimentarse al momento como satisfactorio, pero la lejanía real que se establece en tales relaciones amarga la existencia de estos individuos: podrán ser temidos, pero nadie los amará ni apreciará. Correcto, pero ellos se sienten bien. La verdad es que ellos se sienten muy mal. Lo peor de estos casos es que los que se comportan así, experimentan vacío y dolor y lo que se les ocurre para remediar tales dolencias es hacer más de lo mismo.
Existen afortunadamente otros comportamientos creadores de felicidad. Espero que todos capten el significado de esta frase: “ser amable”. Podemos ser amables con notros mismos, no hiriéndonos con reacciones negativas, sino buscando la forma de hacer lo mejor para nosotros, pensar y sentir con grandeza de la persona que somos. Quizá existan muchos momentos en la vida en que sentimos nuestra impotencia, nuestra flaqueza, nuestra estupidez, y otras muchas situaciones en que deseamos que nos trague la tierra. Es en esos momentos en que necesitamos con más urgencia ser amables con nosotros mismos.
Esto nos exige una fuerte disciplina mental: elijo ser siempre amable conmigo mismo. Sí, exactamente y profundamente, hasta que esa elección se convierte en la única forma de reaccionar. Quien desee hacer cosas felices, que dan felicidad, sólo pueden hacer cosas amables. Consigo mismos primero y luego con los demás. Se da por descontado que si no lo es consigo tampoco lo será con los otros. Este deberá ser juno de los grandes ideales con se viva: ser siempre amable.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Ser amables amando; cuando amamos somos felices, nos sentimos bien. Hay que ejercitar siempre ser amables. Gracias Padre Carmelo,bendiciones,

Carmen

Aoi Sanae dijo...

Este texto me resulta muy interesante, ser felices en la medida de no caer en el exceso, es decir no tomar al hedonismo como la mano derecha de nuestras acciones. Este es un escrito con una premisa simple, pero de carácter complejo. Felicidades por su gran entendimiento.