lunes, 30 de julio de 2012

OLIMPIADA




San Pablo comparó la vida cristiana con una cerrera en el estadio.
El lema olímpico es: más rápido, más alto, más fuerte. Debemos emprender el camino de la felicidad con este espíritu olímpico. El corredor en el estadio sabe dos cosas importantes, donde está la meta y cuánto debe esforzarse para llegar a ella. La meta de la felicidad está lejos, hay que moverse rápido, y está bien alta, hay que subir mucho. Lejos y alta, exige un gran esfuerzo para alcanzarla, hay que ser más fuerte.
Llegar a ser feliz las 24 horas del día, de cada semana, de cada mes, de cada año, es una realidad difícil, pero alcanzable. Como el atleta, debemos someternos a entrenamientos rigurosos, a ejercicios exigentes.
Hay que entrenar la mente, hay que crear un cuadro válido de uno mismo: mi esencia es el amor, y el amor es eterno. Yo soy amor y llevo dentro la eternidad. Hay que creerlo fuertemente. Hay que tener esta convicción bien en alto. Cuando lo crea hondamente, se convertirá esta creencia en fuente de alegría, en surtidor de gozo. Así la alegría se convierte en otra meta, en otra competición. Los invito a que no desmayen, no van a colgar de su fecho una medalla dorada, sino su felicidad. Bien merece todo el esfuerzo. Sí, más rápido, más alto y más fuerte. Hsta darle alcance.

1 comentario:

gosspi dijo...

Estamos en esa carrera padre.....y me ayuda su entrada a no perder la confianza y a CREER...llevamos esta Tienda Inmortal dentro de nosotros y hay que transmitirla como sea...sin desfallecer!!! un abrazo en Cristo jesus por Maria.