lunes, 31 de diciembre de 2012

EL TIEMPO






Sigue pasando, sigue yendo y viniendo, el tiempo no para nunca, bendito sea el tiempo en que florecen las flores, el tiempo en que maduran las frutas, el tiempo en el que crecemos. Bendito sea el tiempo en que hacemos amigos, en que encontramos un amor, bendito el tiempo en que somos felices.
¿De dónde viene el tiempo y a dónde va? Viene de muy lejos, y va muy lejos, va fuera de sí, va a la eternidad de donde vino. ¿Qué es el tempo? Es donde suceden todas las cosas, donde nacen y mueren. Pero hay un tiempo muy especial, el tiempo del hombre.
En el ser humano el tiempo es conciencia, pensamiento, emoción, acción, vida y muerte. Vivir para el ser humano es tener conciencia de este ahora que percibe, que llena o vacía su existencia, que lo eleva o lo humilla. El tiempo que le da la vida o se la quita. El tiempo en que estudian los niños y viene alguien y los mata. El tiempo en que alguien da la vida para que no los maten. El tiempo de las mejores cosas y de las peores. Pero a pesar de todo el tiempo es salvación. En el tiempo nacemos y en el tiempo morimos.
 En el borde exterior del tiempo para el hombre se abre otra dimensión, la vida eterna junto a Dios, donde el tiempo se redime.  El que mataba a los niños, la que moría para que nos los mataran, salieron del tiempo en una extraña circunstancia. Ahora en la eternidad, él y ella, añaden otra felicidad a la gloria de ver a Dios considerando por qué ominosa manera llegaron juntos al abrazo del amor infinito, al reino eterno de la paz y la gloria.
¡Oh tiempo, qué hondos misterios encierras en tu misterioso acontecer! ¡Oh, eternidad infinita de amor, con cuánta ternura recoges los ciegos golpes del tiempo y los conviertes mágicamente en luz de eterna gloria!
Por lo tanto, sin duda alguna, con absoluta certeza, bendito el tiempo, feliz el tiempo, glorioso el tiempo que nos lleva a la vida, a la paz, al amor, a la luz, en la eternidad de Dios.
Por estas cosas y muchas más, ¡feliz año nuevo! El tiempo nos lleva en sus alas a la vida sin fin. Entonces, ¡feliz año nuevo!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD




La historia de la Salvación tiene tres momentos supremos. El primero es la Creación del Universo, ocurrida probablemente hace trece mil setecientos cincuenta millones de años. El objetivo de su existencia es la aparición de hombre. Tuvo lugar quizás hace 150 mil años. Ahí comienza el tiempo del hombre, meta final de la creación. Cuando llegó la plenitud del tiempo del hombre tuvo lugar el segundo momento trascendental de la historia de la salvación, la Encarnación, Jesucristo, el Señor. El tercer momento de la historia de la Salvación, ya culminante, acontece para cada humano en el momento de su muerte, cuando su espíritu salta a la dimensión de la gloria de Dios.
El enlace del hombre con Dios es Jesucristo, el Señor, nacido de María de Nazaret. Así, sin duda alguna, ¡Feliz Navidad!
Esta historia está únicamente definida por el deseo que Dios tiene de compartir su tierno amor, sui inmarcesible alegría, su infinitamente dulce paz, su gloria, con otros seres posibles que existan fuera de él mismo. Seres creados en la dimensión del tiempo y del espacio. Entre ellos nos contamos nosotros. Su sabiduría amorosa ha definido las líneas de desarrollo de estas fabulosas historias, en las que cada criatura ha hecho aquello que corresponde a su naturaleza.
Nuestros fallos humanos carecen de trascendencia, se quedan en la tierra, no suben al cielo. Somos tales como Dios no creo, inteligentes y necios, hábiles y torpes. La infinita sabiduría y su igual bondad no dejó en nuestras torpes manos nuestras propia salvación, sino como un don gratuito de su ser de padre. Por todo esto y por más, ¡Feliz Navidad!
Quien conoce estas cosas y las interioriza, estará lleno de paz, de alegría, de amor, solamente obrará bien. El pecado es una ignorancia, un error, un vacio, una tristeza. Pero quien conoce el Amor vive santamente. Para ustedes que lo han conocido, FELIZ NAVIDAD.

lunes, 10 de diciembre de 2012

AMISTAD




Según mi experiencia personal existe una especial felicidad en el cultivo de la amistad. Quizá, muchas personas se quejen e que tienen pocos amigos y esto los entristece. Realmente no podemos exigirle a nadie que sea nuestro amigo. Si se analiza con profundidad la situación, vemos que no es la amistad que otros nos ofrecen lo que nos hace sentir felices. Yo no necesito tener amigos. Este no es el caso.
Así como los alimentos que yo  como son los que me alimentan, del mismo modo la amistad que yo cultivo hacia los otros es lo que me hace sentir feliz. Yo no puedo exigir a nadie que sea mi amigo, pero yo puedo cultivar amistad interior hacia todo el mundo. Estamos diseñados para dar y recibir amor. Lo que me realiza es el amor que doy, no el que recibo. Yo siento una gran alegría cuando recibo afectos de otras personas, pero no lo necesito. Se trata de una felicidad supernumeraria.
Cultivaré así la rosa blanca para los amigos, para los enemigos, para los conocidos y para los desconocidos, para los justos y para los injustos. A todos brindaré la luz de mi amor y seré feliz, tendré paz interior, no tendré miedo a nadie  Nada podrá impedir que sea un amante universal, un amigo de la humanidad.
Más allá de las personas están las cosas, las cosas naturales y las artificiales. Me acompañan millones incontables de estrellas. La luz de algunas de ellas la he podido ver, la de otras muchas no la veré, están demasiado lejos, pero las amo también, son estrellas del cielo dentro del cual vivo. Más acá en la tierra, soy amigo de infinitas criaturas.
Amigo de los océanos, de los ríos; amigo las montañas, de los prados, de los valles. Amigo de los árboles y de las aves que anidan en ellos, amigo de las flores que bordan la tierra, amigo de las selvas y de las ciudades, amigo, quizá más de lo debido, de los aparatos electrónicos, de las ondas electromagnéticas con que trabajan, amigo de los electrones, de los átomos que conforman la materia. Amigo de todos los animales que viven en el agua o en la tierra. Ellas, todas ellas. Ninguna me conoce, pero yo las conozco a ellas y las amo.
Últimamente he descubierto que todas me aman, me protegen y me cuidan. Creo que ahora escribo esto porque todo el universo está a mi favor, es mi amigo.
       Con tantos amigos no queda más remedio que ser feliz.

domingo, 2 de diciembre de 2012

COSAS PARA SER FELIZ




¿Existen cosas que nos hacen felices? Según la experiencia de gran parte de la humanidad, existen cosas que nos hacen felices, así como existen otras que nos hacen infelices. La buena noticia es que no existen cosas que nos hacen felices ni cosas que nos hacen infelices.
¿Cómo puedo ver que eso es verdad? Analizando las experiencias mismas. Fuimos tres a ver las orquídeas, yo disfrutaba mirándolas y los otros dos discutían sobre la posibilidad de sus respectivos equipos de béisbol para ganar el campeonato. Ellos habían decidido previamente no ser felices con ls flores sino con el triunfo de su equipo. Da lo mismo que usted lo crea o no, usted es feliz con lo que usted ha decidido ser feliz y no lo es con aquello mismo que usted ha elegido para no serlo.
La gran noticia es que usted puede decidir ser feliz con todo lo que exista, acontezca, o de laguna manera lo afecte. La salud mental consiste en aceptar lo real tal como es, sin sufrir por ello. El ser humano se enferma cuando piensa que existen cosas con las que debe sufrir irremediablemente,
Las grandes e importantes cosas se dan pocas veces en la vida de una persona, con ellas se es feliz, casi inevitablemente. Pero la vida diaria está llena, sí, pero de pequeñas cosas. Podemos decidir ser muy felices con ellas. Pero, ¿si existen seres preternaturales empeñados en hacernos sufrir? Dije que tales seres no existen ni pueden existir. Debo confesar mi error, el diablo existe, son todos aquellos que no quieren que seamos felices, y son muchísimos. Obviamente, no son seres preternaturales, más bien son infranaturales.
Podemos y debemos para nuestro bien ser felices con todo lo que existe, sea grande o pequeño. Para eso lo creo Dios. El paraíso lo hacemos nosotros. Amén.

sábado, 1 de diciembre de 2012

SE PUEDE SER FELIZ EN DICIEMBRE





Diciembre es un mes melancólico, termina y comienza un año litúrgico, y nos lleva muy rápidamente a la Navidad y la despide con mayor presura. Diciembre es el último mes del año civil. Más al norte, la alegría blanca de la nieve envuelve la tierra de una paz muy especial. Más al ecuador, la sequía pone triste los campos. En diciembre se reúnen las familias para celebrar, y allí los más ancianos comentan que probablemente esta sea su última reunión. Alguna ancianita derramará lágrimas y aguarán la fiesta. Psreciera que diciembre no es un mes para ser feliz.

Diciembre es el sepulturero que abre la tumba para enterrar lo viejo y prepara la cuna para que nazca lo nuevo. Ese es el ciclo de la  vida: nacer,  crecer y morir. Diciembre nos recuerda estas cosas. Aquí se llega a una frontera cerrada. Pero diciembre es también el mes que nos trae el mensaje del cielo, de paz y de vida, y nos abre la frontera del tiempo y nos pasa a la eternidad. Entonces, se puede ser feliz en diciembre. Dios ama a los hombres, nos lo dijo en diciembre cantado por voces de ángeles.

Como símbolo del fin del mundo diciembre nos recuerda que venimos en la rueda del tiempo  rodando de día en día, de semana en semana, de mes en mes, de año en año, hasta aquel 31 de diciembre del último año del tiempo en que aquella rueda se detenga y entremos en aquella paz de lo eterno glorioso. También se puede ser feliz en diciembre.