Usted puede ser feliz si quiere serlo, porque su felicidad está guardada dentro de usted mismo, en un lugar hondo de su interioridad, tan apartado y seguro que nadie ni nada puede impedir su existencia y disfrute. A usted le gusta la música y la disfruta, por eso no basta para la felicidad; a usted le gusta la bebida y la disfruta, pero sólo logra ser más infeliz; a usted le gusta el sexo y lo practica todo lo que puede, pero cada día es más infeliz.
Y después usted se pone a decir que la felicidad no existe, Por todas partes usted afirma que ha hecho de todo para ser feliz, pero no lo ha logrado, sino en escasos momentos, Usted es una persona muy rica, maneja millones, pero tampoco es feliz. Usted dedica gran parte de su tiempo y su dinero a viajar por el mundo, pero tampoco es feliz. Y usted, que viaja por todo el mundo, dice que la felicidad no existe en ninguna parte.
Efectivamente, la felicidad no existe en ninguna parte, en ninguna actividad, en ninguna compañía, en ninguna circunstancia. Pero la felicidad existe y es maravillosa. ¿Dónde está, por favor? En primera lugar, para mejor decirlo, no está en ninguna realidad que esté afuera. de su piel No está en nada de lo que existe fuera de usted. Tampoco está en lo que usted haga, no está en sus acciones. No está en sus pensamientos, ni sentimientos, ni emociones, ni pasiones.
¿Dónde está pues la felicidad? Por sorprendente que le parezca, está en el ser que usted es, está en su propio ser. Lo que sucede es que usted se pasa todo su tiempo mirando cualquier cosa, menos su ser. Si alguna vez le pone atención, es tan superficialmente, que no lo capta en su profundidad. Estamos de acuerdo que la felicidad no está en la exterioridad de su ser, sino en la más honda interioridad del ser que usted es. Muy escondida, muy lejana de la superficie. ¿Sabe por qué?
La divina Sabiduría nos hizo de tal manera que lo mejor de nosotros, nuestra felicidad, estuviera tan segura que nadie la pudiera robar, ni impedir, ni turbar, ni siquiera nuestros pensamientos, ni nuestras reacciones. Solo la intuición directa, personal, muy atenta y cultivada, nos puede revelar el ser que somos. En esa intuición del ser que somos se nos hace consciente una casi infinita felicidad. Entonces comprendemos con absoluta claridad que para eso, para disfrutar esa infinita luz, hemos nacido.
Entonces sabemos que existe en nosotros una dimensión de ser absolutamente feliz, tan guardada y segura que nadie ni nada tiene poder para perturbarla. Usted lleva dentro sí mismo una casi infinita felicidad, toda suya, toda disponible para usted. Si quiere disfrutara baje dentro de sí a ese refugio a donde la perturbación no puede llegar, allá en el límite de sur con el Ser divino.
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