martes, 6 de diciembre de 2011

SIEMPRE HAY ALIVIO




Muchas experiencias nos muestran a lo largo de la vida que siempre no es posible estar en un estado de paz y bienestar, de alegría y amor. Muchas veces experimentamos que diversos acontecimientos nos afectan sin que podamos evitar un sordo sufrimiento. Otras veces, sin causas aparentes, nos sentimos mal. Obviamente el ser humano es un organismo sumamente complejo, en el que las relaciones cuerpo- mente son extrañamente exquisitas. Así es que muchas personas se abandonan a la idea de que sentirse mal es natural, y lo hacen cotidiano; se dan muy poco tiempo para sentirse a gusto; escogen la queja como estilo de vida, se vuelven buscadores de cosas feas, y con increíble certeza las encuentran. Su mundo se torna oscuro y doloroso.
Sin embargo, siempre hay alivio, siempre es posible remontar esas situaciones interiores negativas y volver al bienestar interior, a la paz. Una vieja canción decía que quien no sabe de penas, no sebe de cosas buenas. Otros dijeron que detrás de la tormenta viene la calma. ¿Somos o no somos dueños de lo que sentimos? Podemos salir de la tormenta, eso es lo definitivo.
La sabiduría consiste en alcanzar esa meta tan alta de sentirnos espiritualmente bien, incluso cuando nos sentimos mal. Por eso es bueno vivir con la certeza de que siempre podremos encontrar un alivio, creer que cada problema objetivo, es un desafío para nuestra vida, pero no una derrota; razonar que los estados anímicos cambiantes muestran una zona de nuestro ser limitado, y aprovechar esas circunstancias para aprender más de nosotros, para lograr una mayor estabilidad. Muchos sabios han buscado la imperturbabilidad, pocos la han encontrado. Se sabe dónde está, pero nos cuesta llegar al lugar donde se esconde. Se llama desapego. Para estar feliz no necesito nada, ni estar bien ni estar mal. Me basta con estar ahí siendo. Dicho de otra manera, a lo clásico, no siendo, desapareciendo de ahí.

3 comentarios:

CECURA SANTO DOMINGO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CECURA SANTO DOMINGO dijo...

Gracias Padre!!!! gracias !!!!
Gracias a Dios y a usted he comprendido lo maravilloso que somos y que en cualquier circunstancia puedo estar en paz y feliz en mi interior aún cuando el cuerpo me diga lo contrario. Que alegría saber que siempre puedo encontrar alivio en el amor y en el bienestar interior.
Bendiciones!!

Anónimo dijo...

Este artículo no tiene desperdicio.
¡Excelente!
Ivelisse