lunes, 10 de diciembre de 2012

AMISTAD




Según mi experiencia personal existe una especial felicidad en el cultivo de la amistad. Quizá, muchas personas se quejen e que tienen pocos amigos y esto los entristece. Realmente no podemos exigirle a nadie que sea nuestro amigo. Si se analiza con profundidad la situación, vemos que no es la amistad que otros nos ofrecen lo que nos hace sentir felices. Yo no necesito tener amigos. Este no es el caso.
Así como los alimentos que yo  como son los que me alimentan, del mismo modo la amistad que yo cultivo hacia los otros es lo que me hace sentir feliz. Yo no puedo exigir a nadie que sea mi amigo, pero yo puedo cultivar amistad interior hacia todo el mundo. Estamos diseñados para dar y recibir amor. Lo que me realiza es el amor que doy, no el que recibo. Yo siento una gran alegría cuando recibo afectos de otras personas, pero no lo necesito. Se trata de una felicidad supernumeraria.
Cultivaré así la rosa blanca para los amigos, para los enemigos, para los conocidos y para los desconocidos, para los justos y para los injustos. A todos brindaré la luz de mi amor y seré feliz, tendré paz interior, no tendré miedo a nadie  Nada podrá impedir que sea un amante universal, un amigo de la humanidad.
Más allá de las personas están las cosas, las cosas naturales y las artificiales. Me acompañan millones incontables de estrellas. La luz de algunas de ellas la he podido ver, la de otras muchas no la veré, están demasiado lejos, pero las amo también, son estrellas del cielo dentro del cual vivo. Más acá en la tierra, soy amigo de infinitas criaturas.
Amigo de los océanos, de los ríos; amigo las montañas, de los prados, de los valles. Amigo de los árboles y de las aves que anidan en ellos, amigo de las flores que bordan la tierra, amigo de las selvas y de las ciudades, amigo, quizá más de lo debido, de los aparatos electrónicos, de las ondas electromagnéticas con que trabajan, amigo de los electrones, de los átomos que conforman la materia. Amigo de todos los animales que viven en el agua o en la tierra. Ellas, todas ellas. Ninguna me conoce, pero yo las conozco a ellas y las amo.
Últimamente he descubierto que todas me aman, me protegen y me cuidan. Creo que ahora escribo esto porque todo el universo está a mi favor, es mi amigo.
       Con tantos amigos no queda más remedio que ser feliz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querido P. Marciano!

Yo me siento igual que usted! No tengo enemigos solo por el hecho de que todos los que me rodean los veo con amor y los acojo. Para mi es un gusto acoger y amar a las personas! Eso me hace feliz!sin importar la respuesta que tenga; de paso no la espero.

Gracias porque se que usted cultiva esa rosa para mi.

Le envío otra rosa en forma de amor que he cultivado para ud.

Zaidy.