Han transcurrido casi tres días del año 2013. Quizá la única
diferencia con los anteriores sea que
muchos artículos han subido de precio. Creo que es excelente idea recordar otra
vez que cada minuto de este año se nos ha dado por ser felices a pesar de los avatares
de la vida.
¿Dónde estoy hoy a principio de
año? ¿A qué distancia de la paz? Tenemos todo este año para perseguirla y no dejar
que se escape. ¿Todavía dejo que las cosas exteriores me afecten de modo
negativo? Quizás siga este año creyendo que se dan situaciones en las que la
paz se pìerde inevitablemente. Si alguna de esas situaciones se dan, tendré
que perder la paz sin remedio. Por mi parte, me he asegurado este día primero
de año de que nadie necesita que yo pierda la paz, ni que tampoco yo lo
necesitaré para nada. Para mí, en virtud de mi decisión, este será un año de
paz.
¿A qué distancia de la alegría? ¿Sigo
todavía este año pensando que la alegría la dan las cosas exteriores cuando son
como nosotros queremos? Este año voy a ahondar la idea de que la alegría es una
forma de mi ser. Yo soy alegría, porque yo soy amor, porque el amor es eterno,
porque vengo de Dios y a ël retorno sin que nada ni nadie lo pueda impedir. No estoy obligado a sufrir por absolutamente
nada ni de este ni de ningún otro mundo posible. La tristeza no tiene poder
alguno para construir, simplemente es destructora. Este año aprenderé que
nadie, tampoco yo, necesita de mi sufrimiento. Ningún Dios en el cielo ni
ningún hombre en la tierra necesita mi tristeza. Le diré adiós a la tristeza.
En mi sala de lujo recibiré la alegría.
¿A qué distancia estoy del amor
al comenzar el año? El amor nace de la
raíz de la paz y florece en la brisa tibia de la alegría. Si no tengo paz ni
alegría no tengo amor. Pero debo considerar muy atentamente que yo necesito
tanto como respirar, amar más y más. A nadie le hará mal que yo amé, el mundo
será más hermoso si hay más amor. Quiero embellecer el mundo con la luz de mi
amor.
Ningún sentimiento hostil tendrá asiento en mi corazón. Decido hoy
hacerme de azúcar para que me coman las hormigas. Quizá pueda yo este año
aprender la lección del amor incondicionado.
3 comentarios:
Definitivamente, el amor que no es incondicionado no es autentico.
Padre hermoso, yo soy hormiguita que siempre anda buscando el azúcar de su amor, porque me nutre cada día, porque me eseña a convertirme tambien en azúcar, a amar como Dios nos ama!!!
Gracias porque su enseñanza es dulce y pura como la miel, porque transforma corazones para que se llenen del Amor incondicional que es Dios, que somos tambien nosotros.
Gracias infinitas llenas de azuquita!!!!
Zaidy.
gracias padre Marciano poe ese hermoso articulo de inicio de año.
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