lunes, 19 de agosto de 2013

FENOMENOLOGÍA DE LA FELICIDAD




A veces resulta difícil hablar, o escribir, acerca de la felicidad. Creo que la felicidad es como una niña pequeña que hay que resguardar  del frío, del viento, de la humedad;  no exponerla a las inclemencias del tiempo. En estos días he sentido una interior felicidad negada a que escriba de ella, tan tierna, tan delicada, tan indecible, y he tenido como escrúpulo de ponerla en letras y sea profanada.
Sentirse sano, sin enfermedades, claro que es feliz. Conseguir aquello que se desea es satisfactorio, es feliz. Recibir reconocimiento de las personas importantes es agradable, es feliz, y se puede expresar con palabras. Pero existe un sentimiento interior de bienestar espiritual que no desea ser expuesto, es absolutamente personal, íntimo. Sucede cuando me encuentro conmigo en un nivel de profundidad en que una milagrosa luz brilla tan mansa y amorosa que se hace inaccesible. Allí, en ese reino de paz
Después, como avergonzada emerge una imagen inédita de mi mismo, ajena, extraña, nueva, pero la única auténtica que siempre he sido. En esa foto soy feliz, soy independiente, soy yo. Es una imagen que nadie ha visto, ni yo antes. Ahora la veo por primera vez y me pregunto, ¿con que este era yo? Una sorpresa muy grande para mí.   

Es muy bueno, y muy necesario, hacer contacto alguna vez en la vida con esa zona interior imperturbable en la que cada uno se reconoce siendo él mismo un ser feliz. Es la experiencia inefable de ser felicidad, que es mucho más que tener felicidad o que estar feliz. Tener y estar son cosas que pueden pasar, pero ser no, no pasa, es para siempre. La certeza absoluta de ser felicidad, en medio de este mundo cambiante y triste, es un acontecimiento finísimo, intangible casi para quien lo vive. Es como haber estado con Dios.

1 comentario:

Manuel dijo...

Querido Marciano, le comparto un texto que escribí hace un tiempo, donde creo expreso lo que presenta en esta entrada. Gracias por sus reflexiones...

AHORA

Callado por largo tiempo,

Ahora que el viento no está a mi favor,

Me nace de adentro

Un suave silencio con tonos de sol.



Ahora que solo y herido

No tengo camino ni tengo valor,

Empuja de adentro hacia fuera

Una primavera que invita al amor.



Ahora, me digo,

Cuando el enemigo se pone peor,

Yo siento que vuela el amor a mi vera

Y se vuelve canción.



Ahora que es siempre,

Ahora que es todo,

Que crece y que siente

En medio del lodo.

Ahora la vida será bendecida

Y la luz renacida

Tendrá otro color.



Ahora, y mañana,

Y cada semana, y en cada estación,

Habrá una certeza

Donde la pobreza se vuelva ocasión.

Ahora, tranquilo,

Aguardo en mi nido,

La nueva creación.



Ahora, me digo,

Cuando el enemigo se pone peor,

Yo siento que vuela el amor a mi vera

Y se vuelve canción.



21 de julio de 2012.
(Manuel Valls)