Cada
ser humano, uno por uno, vive dentro de la totalidad de la humanidad y
participa de sus condiciones generales. También yo y… también tú. No podemos
respirar otro aire distinto del que rodea la tierra y ese está por desgracia
muy contaminado. Tengo la osadía, o la desfachatez, de decir: no importa, yo
voy a ser feliz. Pido que se me perdone. La cuestión es otra, la de si podré
serlo en medio de este mundo triste, inconforme, lleno de quejas y protestas.
San
Pablo nos dejó escrito que es bueno llorar con los que lloran y reír con los
que ríen. No quiero ser causa de llanto para nadie y lo sería en el caso de que
alguien me encontrara llorando. Pero si estoy riendo seré motivo para que el
otro ría conmigo. Mi don a la humanidad, lo que yo quiero ser para los demás, es
hacerme una invitación a reír, no a llorar.
De
hecho me encuentro frecuentemente con gente que llora. ¿Qué podré yo decirle al
que está afligido llorando? Le diré simplemente: no llores. No quiero que
llores, no hay ningún motivo para llorar. No te lo digo por mí, es que no hay
ninguna razón para llorar. Y cuando me diga, ¿acaso este aire tan contaminado
que rodea la tierra no es un motivo suficiente para llorar? No, diré. Cuando tu
lágrima se evapora solo queda sal y se aumenta la contaminación. Si amas al
mundo, por favor, no sigas llorando.
Creo
que esta humanidad está muy necesitada de felicidad, de risas y canciones. Por
otro lado, está sobrada de llantos y lamentaciones. Yo elijo mi puesto, en esta
humanidad yo decido estar de parte de la risa y no del llanto, de la alegría y
no de la tristeza. Es mi decisión, voy a ser feliz.
Cada
ser humano, uno por uno, vive dentro de la totalidad de la humanidad y
participa de sus condiciones generales. También yo y… también tú. No podemos
respirar otro aire distinto del que rodea la tierra y ese está por desgracia
muy contaminado. Tengo la osadía, o la desfachatez, de decir: no importa, yo
voy a ser feliz. Pido que se me perdone. La cuestión es otra, la de si podré
serlo en medio de este mundo triste, inconforme, lleno de quejas y protestas.
San
Pablo nos dejó escrito que es bueno llorar con los que lloran y reír con los
que ríen. No quiero ser causa de llanto para nadie y lo sería en el caso de que
alguien me encontrara llorando. Pero si estoy riendo seré motivo para que el
otro ría conmigo. Mi don a la humanidad, lo que yo quiero ser para los demás, es
hacerme una invitación a reír, no a llorar.
De
hecho me encuentro frecuentemente con gente que llora. ¿Qué podré yo decirle al
que está afligido llorando? Le diré simplemente: no llores. No quiero que
llores, no hay ningún motivo para llorar. No te lo digo por mí, es que no hay
ninguna razón para llorar. Y cuando me diga, ¿acaso este aire tan contaminado
que rodea la tierra no es un motivo suficiente para llorar? No, diré. Cuando tu
lágrima se evapora solo queda sal y se aumenta la contaminación. Si amas al
mundo, por favor, no sigas llorando.
Creo
que esta humanidad está muy necesitada de felicidad, de risas y canciones. Por
otro lado, está sobrada de llantos y lamentaciones. Yo elijo mi puesto, en esta
humanidad yo decido estar de parte de la risa y no del llanto, de la alegría y
no de la tristeza. Es mi decisión, voy a ser feliz.
1 comentario:
Buenos días querido padre,
Hoy he amanecido pensando en ti.
Un abrazo grande desde Filadelfia y que seamos muy felices,
tu enanita
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