jueves, 1 de mayo de 2014

VOY A SER FELIZ



Cada ser humano, uno por uno, vive dentro de la totalidad de la humanidad y participa de sus condiciones generales. También yo y… también tú. No podemos respirar otro aire distinto del que rodea la tierra y ese está por desgracia muy contaminado. Tengo la osadía, o la desfachatez, de decir: no importa, yo voy a ser feliz. Pido que se me perdone. La cuestión es otra, la de si podré serlo en medio de este mundo triste, inconforme, lleno de quejas y protestas.

San Pablo nos dejó escrito que es bueno llorar con los que lloran y reír con los que ríen. No quiero ser causa de llanto para nadie y lo sería en el caso de que alguien me encontrara llorando. Pero si estoy riendo seré motivo para que el otro ría conmigo. Mi don a la humanidad, lo que yo quiero ser para los demás, es hacerme una invitación a reír, no a llorar.

De hecho me encuentro frecuentemente con gente que llora. ¿Qué podré yo decirle al que está afligido llorando? Le diré simplemente: no llores. No quiero que llores, no hay ningún motivo para llorar. No te lo digo por mí, es que no hay ninguna razón para llorar. Y cuando me diga, ¿acaso este aire tan contaminado que rodea la tierra no es un motivo suficiente para llorar? No, diré. Cuando tu lágrima se evapora solo queda sal y se aumenta la contaminación. Si amas al mundo, por favor, no sigas llorando.

Creo que esta humanidad está muy necesitada de felicidad, de risas y canciones. Por otro lado, está sobrada de llantos y lamentaciones. Yo elijo mi puesto, en esta humanidad yo decido estar de parte de la risa y no del llanto, de la alegría y no de la tristeza. Es mi decisión, voy a ser feliz.



Cada ser humano, uno por uno, vive dentro de la totalidad de la humanidad y participa de sus condiciones generales. También yo y… también tú. No podemos respirar otro aire distinto del que rodea la tierra y ese está por desgracia muy contaminado. Tengo la osadía, o la desfachatez, de decir: no importa, yo voy a ser feliz. Pido que se me perdone. La cuestión es otra, la de si podré serlo en medio de este mundo triste, inconforme, lleno de quejas y protestas.

San Pablo nos dejó escrito que es bueno llorar con los que lloran y reír con los que ríen. No quiero ser causa de llanto para nadie y lo sería en el caso de que alguien me encontrara llorando. Pero si estoy riendo seré motivo para que el otro ría conmigo. Mi don a la humanidad, lo que yo quiero ser para los demás, es hacerme una invitación a reír, no a llorar.

De hecho me encuentro frecuentemente con gente que llora. ¿Qué podré yo decirle al que está afligido llorando? Le diré simplemente: no llores. No quiero que llores, no hay ningún motivo para llorar. No te lo digo por mí, es que no hay ninguna razón para llorar. Y cuando me diga, ¿acaso este aire tan contaminado que rodea la tierra no es un motivo suficiente para llorar? No, diré. Cuando tu lágrima se evapora solo queda sal y se aumenta la contaminación. Si amas al mundo, por favor, no sigas llorando.

Creo que esta humanidad está muy necesitada de felicidad, de risas y canciones. Por otro lado, está sobrada de llantos y lamentaciones. Yo elijo mi puesto, en esta humanidad yo decido estar de parte de la risa y no del llanto, de la alegría y no de la tristeza. Es mi decisión, voy a ser feliz.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días querido padre,

Hoy he amanecido pensando en ti.

Un abrazo grande desde Filadelfia y que seamos muy felices,

tu enanita