La palabra salvación se toma normalmente en dos sentidos diferentes, uno profano y otro religioso. En sentido profano la palabra salvación equivale a salvamento de algún peligro. En sentido religioso significa la liberación del pecado y la consecución de la vida eterna. La relación con el concepto de felicidad es total, en todos los sentidos. Si alguien está en peligro de ahogarse y es salvado, su felicidad es muy grande, porque salvó la vida. Es un estado de alegría indiscutiblemente unido al hecho del salvamento.
Quien se libra del pecado, se libera del miedo, de la rabia y de la tristeza, raíces del pecado, y vive en alegría colmada. Quien alcanza a Dios, en la otra vida, entra en la felicidad eterna e inconmensurable de Dios. Pero, quizá lo importante ahora sea el encuentro con Dios en esta vida presente. Si partimos del hecho de que Dios es amor, encontrarse con él es encontrar el Amor en la totalidad de lo absoluto: si Dios es amor, inteligencia y bondad, unirse a Dios es llenarse de amor, de luz, de inteligencia, de toda bondad. Entonces se expresa el ser que uno es, imagen de Dios, amor y luz. Y esto es inmensamente feliz.
Cuando un creyente adopta la posición espiritual que puede llamarse espíritu de escasez, queda en la necesidad de dirigirse a Dios como el mendigo al rico y así la religión de tal creyente queda devaluada. No le servirá para nada. En realidad, sólo el espíritu de abundancia puede reflejar una relación válida con Dios, a quien no hay nada que pedir porque ya nos lo tiene dado todo. Ahora la relación con Dios se vuelve gratitud, acción de gracias, gozo de la plenitud absoluta, total, infinita, dentro de la cual se vive feliz.
Los hechos parecen negar radicalmente tales afirmaciones, porque existen millones de seres humanos que carecen realmente de lo más elemental. Es un hecho cierto. No es, sin embargo, voluntad de Dios que la distribución de los bienes que él creó para todos, sea tal que resulten posesión de algunos pocos, no importa qué títulos se aleguen. Es un estado de injusticia que clama al cielo. Millones pobres claman a Dios, quizá siglos tras siglos, y ningún Dios viene en su auxilio. ¿Será que es precisamente resultado de su actitud pasiva frente a los hechos? ¿No tienen ellos derecho a ser felices? Estamos dentro de un círculo vicioso tremendo.
Ellos no tienen, por ser tan pobres, ni la capacidad espiritual de reaccionar ante tal injusticia, ni mucho menos los recursos materiales para emprender acciones liberadoras. Necesitan ser salvados, pero la salvación se tarda a veces siglos. Según el Evangelio de Jesús de Nazaret, estos pobres son los hijos más amados de Dios, y a ellos corresponderá una plenitud de vida eterna que compensará infinitamente las penalidades sufridas. Por otro lado, ahí en su pobreza, en su miseria, Dios es grande con ellos. No lo dude, en la choza del humilde hay más alegría que en el palacio del poderoso.
Cuando la salvación llega a estos pobres, casi siempre olvidados, ignorados, su alegría se hace muy grande. Ahora la salvación se identifica con su felicidad. Yo la he visto reflejada muy vivamente cuando algunos de estos pobres que están ciegos recobran la vista por medio de una operación a la cual accedieron por puro milagro. Sus rostros se iluminan con una enorme felicidad cuando vuelven a ver la luz de este mundo. La salvación y la felicidad son la misma cosa. Ser salvado por la fe, por la justicia, por el amor del otro que fue en auxilio del pobre, es exactamente eso, entrar en la felicidad. Llevar la salvación a los pobres es también inmensamente feliz.
3 comentarios:
Querido Padre:
No he alcanzado a leer más que frases sueltas de sus entradas.
Lo llevó a mi blog para regresar a uds. de manera sencilla.
Un blog que sólo hable de la Felicidad es más que claro!!!
Me he quedado con un duda. Dice su perfil que su ubicación es Afganistán. Es así?
Un saludo cordial!
Pasión
Padre muchas gracias por esta entrada tan ilustrativa sobre la felicidad y la salvación. Sigo guardando todo lo que escribe.Es un tesoro que leo con mucho placer.
Un saludo muy especial
Jose
Gracias padre una vez mas por este regalito que nos va haciendo semana a semana. Lo estoy bajando y haciendo un mini libro sobre la felicidad. Aprovecho este tiempo de cuaresma especialmente para leerlo y meditarlo y me esta dando luz a muchas cosas.
Que Dios lo bendiga.
Hasta cada oración, Teresa ocds
P.D. lo tengo como enlace en mi blog para que otros puedan llegar y conocer esta riqueza.
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