Las experiencias afectivas del
ser humano se pueden catalogar en cuatro géneros, tales son los estados
afectivos generales, los sentimientos, las emociones y las pasiones. El
dinamismo psicológico se inicia con las experiencias básicas de los estados
afectivos generales, que son los modos primarios de sentirse, como sentirse
alegre, triste, confiado o desconfiado, y todo lo demás, que es mucho. Ante una buena noticia la reacción del triste
es diferente de la del que está alegre. Una propuesta interesante para el
desconfiado no es igual que para quien es confiado.
Estos estados afectivos generales
están en un bajo nivel consciente, la persona apena los advierte, pero son el
telón de fondo del escenario de la vida humana.
Los sentimientos son reacciones
afectivas más estructuradas, más concretas. Nacen de la vitalidad, como la
angustia y el éxtasis; del individuo, como sentimiento de poder, de honor y de
inferioridad; otros son transitivos, cósmicos,
como el optimismo, el pesimismo, la seriedad o el humor. Expresan la manera de
sentirse en el mundo.
Las emociones son los mismos
sentimientos elevados aun alto potencial. Los estados emocionales intensos no
pueden ser prolongados mucho tiempo, lesionarían la salud, tanto corporal como
mental. Desde el punto de vista moral se distinguen dos grupos, las emociones
nobles, paz, alegría, amor, justicia, y las emociones negativas, ruines, bajas.
Las pasiones son emociones
orientadas en un solo sentido, si son positivas elevan la vida, como la pasión por
la justicia, la paz…, si son negativas, la envilecen, como hacen los vicios.
Mediante su meditación, su
reflexión y sus decisiones, el individuo influye para que sus estados afectivos
generales sean de bienestar, que sus sentimientos sean vitales, creadores de su estilo personal.
Sus emociones serán aquellas que expresan nobleza y sus pasiones se resuman todas
en un amor apasionado. Cuando el amor sea su único motivo, toda su pasión,
entonces y solo entonces usted será una persona enteramente feliz. Simplemente,
porque el amor es la felicidad. Hágalo el director de la sinfonía de todas sus
vivencias afectivas, de su entera existencia.
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2 comentarios:
El amor es siempre felicidad...para el amado.
Y no siempre es felicidad para el que ama. Hay veces que la felicidad del amado requiere el sacrificio de la propia felicidad. Con el plus, en ocasiones, de no ser esto entendido.
En fin, la "ilógica" del amor.
De cualquier manera, escribes bonito y con amor, Marciano.
Tengo la convicción más profunda de que el alimento nutre al que lo come, así el amor hace feliz al que ama y el amado, si a su vez no ama él, no tendrá felicidad ninguna. La ley de lqa vida, más allá de las apariencias, es que dar es recibir.
Cuando tú amas, el amor con que amas está en ti haciéndote feliz. Un abrazo, Marciano
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