viernes, 15 de febrero de 2013

FELICIDAD MATYRIMONIO




La mayoría de las personas o están ya casada o se casarán. El matrimonio es un lugar de felicidad. Algunas parejas experimentan serias dificultades y su matrimonio  se les vuelve un infierno insoportable. En otros tiempos oí decir que el matrimonio es como la lotería, juegas y esperas ver qué resulta. No se puede saber qué sucederá cuando los días vayan pasando.
Los seres humanos experimentan una fuerte tensión  sexual que les impulsa al encuentro sexual de forma básicamente, instintiva, irracional. Es el hecho de que de estos encuentros sexuales nacen los nuevos seres humanos, absolutamente necesitados. Mediante la institución matrimonial se originan dos relaciones muy importantes para el género humano, las de esposos y padres.
La elección de pareja ocurre dentro de muchas circunstancias complejas y no todas racionales. Como el matrimonio es el resultado de los aportes de cada uno de ellos, debe suceder que no sea superior a los sumandos. El es un irresponsable, bebedor, mujeriego, violento, y ella es una libertina, que se acuesta con quien le haga cosquillas, y se casan. ¿Qué pasará? Puede suceder lo esperado, y también y lo inesperado, se unen tan estrechamente que construyen un matrimonio perfecto. A veces ha sucedido. Dos almas perdidas se encontraron y juntas salieron del abismo en que estaban hundidas.
La atracción sexual no implica amor a la persona, cuando solo ella existe, la pareja terminará odiándose. Realmente, ser objeto de apetencia sexual no es algo capaz de construir una relación humana realizadora. La relación amorosa matrimonial se realiza en la capacidad que tienen los dos de protegerse, cuidarse y consentirse mutuamente. Cuando lo hacen como lo más normal, se produce entre ellos una multitud de sentimientos positivos tal que sienten con toda claridad que para eso nacieron. Ahora son felices, y ni la muerte los separa. Así es verdad que el matrimonio es un lugar de felicidad, de inmensa felicidad.

1 comentario:

Boss dijo...

También es verdad, que a veces todo empiza como una relación sexual consensuada, (y pecaminosa) y después puede surgir el amor, y el orden, y pedir perdón, y bendecir la relación por medio del sacramento.