viernes, 31 de enero de 2014

NO HAY QUE HACER NADA



La felicidad es gratis. Al contrario, la infelicidad es sumamente costosa. Lo triste del caso es que la inmensa mayoría de la humanidad vive pagando un alto precio por su infelicidad.

Como este tema es demasiado delicado, es preciso aclarar algunos conceptos. Existe una gama grande de dolores físicos, no hablamos aquí de ellos, como existe un gran número de enfermedades, tampoco hablamos aquí de ellas. Aquí hablamos solamente de la infelicidad psíquica, del sufrimiento en cuanto tal, como fenómeno psíquico.

Esta infelicidad psíquica nace de lo que se piensa, se quiere y se siente.

Muchas personas se aferran a ideas, pensamientos, que solo producen sufrimiento. Ejemplo: una niña de once años expone así su problema: “Yo sufro mucho porque mis amiguitas me dicen cosas que a mí no me gustan, y, naturalmente, yo no me puedo quedar como si nada”.  La idea es que hay que sufrir si alguien nos dice algo que no nos gusta. Absolutamente falso, no hay que sufrir por lo que otro diga. Así se lo expresé.
El rostro de la niña, muy expresivo por cierto, manifestó una serie de reacciones: alivio, qué bueno: duda, entonces no se siente; de resignación, veré qué puedo hacer. Una persona adulta muy probablemente se condene a sufrir durante toda su vida, pero no cambiará de idea.

Las culturas han establecido las formas de reacción ante la acción de los otros y de nosotros mismos. Muchas de ellas son dolorosas, veamos así las cosas. Frente a cierta acciones debes reaccionar con cólera, rabia o ira; frente a otras menos graves, quizás baste expresar disgusto, enfado, malhumor, tristeza; frente a otras, más pequeñas se cumple con un poco de malestar. Y todo esto “naturalmente”.

Pregunta a la novia: ¿promete que no se molestará por nada que haga o diga su futuro esposo?
Pregunta al novio: ¿Promete que no se molestará por nada que diga o haga su futura esposa?

Prometer sería relativamente fácil, cumplir, para la inmensa mayoría, no es posible. Así millones de parejas que se aman, llevadas de ese falso principio de que hay que molestarse por lo que el otro diga o haga, se hunden en el dolor, en la tristeza de ver morir su amor que era tan bello.
¡Y lo fácil que es decidir no sufrir por lo que otros digan o hagan!.


Es completamente gratis. Por su infelicidad tiene que pagar altísimos precios, por su felicidad solamente usar su inteligencia correctamente, cosa que también es muy feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Padre Marciano
Hay que ser Feliz, sale mas económico!!!

Reyna Camacho dijo...

Brillante!!!