FELICIDAD.
Es una hermosa palabra¸ sin
dudas. Pero, sin que tampoco se pueda dudar, gran parte de la humanidad no
logra ser feliz. He escrito sobre la felicidad con gran fe, con mucha
confianza, y ahora no voy a decir otra cosa, sino esa fundamental, nacemos para
ser felices.
Pero, tampoco usted lo dude, no
es fácil ser feliz en un mundo en que cinco habitantes poseen la riqueza
producida por noventaicinco, que se quedan sin nada. ¿Se puede ser feliz en
medio de la indiferencia social?
Quizás, el sentimiento de
justicia sea un componente esencial de la felicidad, y nos impide ser felices
si juntamente no somos justos. Si permanecemos indiferentes a la injusticia que
reina en la humanidad, no podemos ser felices. Es cierto que no podremos
remediarla, pero sí podemos entender las causas del mal y cuáles serían sus
remedios.
¿Por qué cinco se hacen
millonarios con el trabajo de noventaicinco que siguen pobres? ¿Podría decir
“ni sé, ni me interesa” y se feliz? Yo creo que no, no puedo a la vez ser feliz
e indiferente. Amar la justicia, desearla y, en la medida de lo posible,
practicarla, es parte constitutiva de la felicidad
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