domingo, 18 de julio de 2010

ELEGANCIA Y FELICIDAD


Quizá esta palabra tenga rancio sabor burgués y usted tan pronto la ha leído ha evocado esos personajes, masculinos y femeninos, elegidos en los grandes medios como personas más elegantes, mejor vestidas, más galantes, etc. Creo que será muy bueno que usted ahora recuerde aquella vez, seguro que la recordará, tan extraño es, que recibió de alguien un trato respetuoso, afable, que le hizo sentir bien.
Nos referimos a la forma de comportamiento. Puede recordar también aquella ocasión en que usted salió airoso en la relación con otra persona. Dijo lo que tenía que decir con tanta paz, con tanta sinceridad, con tanta delicadeza, que la persona se sintió bien y usted mucho mejor.
Su voz, sus gestos, su actitud general, sus reacciones internas, son altamente expresivas. Pueden ser tan armoniosas que usted sienta que posee un gran dominio sobre sí mismo. Se siente bien con su modo de tratar a las personas, su persona se proyecta con placidez, es agradable. Esto puede suceder casualmente, sin mayor planificación suya, pero también puede ser que usted encuentre un valor en ello y ponga interés en ser una persona así. Entonces usted se está volviendo una persona elegante.
Vamos a llamar elegancia al comportamiento expresivo de paz, alegría y amor, que se manifiesta de forma adecuada a las personas en las circunstancias concretas. Usted desea decir que sí y lo expresa cálidamente. Debe decir que no y lo expresa tan amablemente que el otro se siente bien. Ocurre si usted aprende a decir que no con el mismo amor que dice que sí. La elegancia espiritual de una persona se constituye en forma de conducta cuando la persona decide que toda su vida sea una expresión de amor.
La elegancia en su sentido positivo y creador es el ropaje con que se viste el amor y, obviamente, la felicidad. Para ser feliz hay que sentirse bien con uno mismo, quien es elegante está bien consigo mismo y con los demás. Muchas personas valoran la espontaneidad, y se comportan de forma espontánea, lo que es lo mismo, de forma irreflexiva. Ser abre así la puerta a lo instintivo primario y eso puede ser tan carente de elegancia que lo único que se experimente después sea vergüenza.
Si usted desea ser una persona feliz, debe contraer matrimonio legítimo con la elegancia. Si vive divorciado de ella, se estará sintiendo mal todo el tiempo.
Sea una persona elegante.