jueves, 3 de enero de 2013

TODO UN AÑO





Han transcurrido casi tres días del año 2013. Quizá la única diferencia con los anteriores  sea que muchos artículos han subido de precio. Creo que es excelente idea recordar otra vez que cada minuto de este año se nos ha dado por ser felices a pesar de los avatares de la vida.
¿Dónde estoy hoy a principio de año? ¿A qué distancia de la paz? Tenemos todo este año para perseguirla y no dejar que se escape. ¿Todavía dejo que las cosas exteriores me afecten de modo negativo? Quizás siga este año creyendo que se dan situaciones en las que la paz se pìerde inevitablemente. Si alguna de esas situaciones se dan, tendré que perder la paz sin remedio. Por mi parte, me he asegurado este día primero de año de que nadie necesita que yo pierda la paz, ni que tampoco yo lo necesitaré para nada. Para mí, en virtud de mi decisión, este será un año de paz.
¿A qué distancia de la alegría? ¿Sigo todavía este año pensando que la alegría la dan las cosas exteriores cuando son como nosotros queremos? Este año voy a ahondar la idea de que la alegría es una forma de mi ser. Yo soy alegría, porque yo soy amor, porque el amor es eterno, porque vengo de Dios y a ël retorno sin que nada ni nadie lo pueda impedir.  No estoy obligado a sufrir por absolutamente nada ni de este ni de ningún otro mundo posible. La tristeza no tiene poder alguno para construir, simplemente es destructora. Este año aprenderé que nadie, tampoco yo, necesita de mi sufrimiento. Ningún Dios en el cielo ni ningún hombre en la tierra necesita mi tristeza. Le diré adiós a la tristeza. En mi sala de lujo recibiré la alegría.   
¿A qué distancia estoy del amor al comenzar el año?  El amor nace de la raíz de la paz y florece en la brisa tibia de la alegría. Si no tengo paz ni alegría no tengo amor. Pero debo considerar muy atentamente que yo necesito tanto como respirar, amar más y más. A nadie le hará mal que yo amé, el mundo será más hermoso si hay más amor. Quiero embellecer el mundo con la luz de mi amor. 

Ningún sentimiento hostil tendrá asiento en mi corazón. Decido hoy hacerme de azúcar para que me coman las hormigas. Quizá pueda yo este año aprender la lección del amor incondicionado.

3 comentarios:

JUAN MARTINEZ dijo...

Definitivamente, el amor que no es incondicionado no es autentico.

Anónimo dijo...

Padre hermoso, yo soy hormiguita que siempre anda buscando el azúcar de su amor, porque me nutre cada día, porque me eseña a convertirme tambien en azúcar, a amar como Dios nos ama!!!

Gracias porque su enseñanza es dulce y pura como la miel, porque transforma corazones para que se llenen del Amor incondicional que es Dios, que somos tambien nosotros.

Gracias infinitas llenas de azuquita!!!!

Zaidy.

Anónimo dijo...

gracias padre Marciano poe ese hermoso articulo de inicio de año.