
Pocas personas saben que su capacidad de
dominio interior es realmente grande, porque ellas lo han logrado. Otras
muchas, la inmensa mayoría, lo ignoran
porque lo que ellas han logrado es poco y piensan que así es el ser
humano. Yo he trabajado ya durante muchos años en el tema de que puedo elegir
ser feliz en toda circunstancia. Soy testigo de que no es fácil, pero sí,
posible.
Podríamos aceptar que en la vida suceden
solamente dos tipos de cosas, las agradables y las desagradables. Con las
agradables no hay mayor problema. La dificultad es con las desagradables.
Pueden llenar una escala casi infinita. Vamos a elegir una categoría, el
sufrimiento, propio o ajeno. ¿Puedo elegir ser feliz ante un sufrimiento propio
cuando es muy grande? Frente al
sufrimiento físico, dolor, o al moral, perturbación, ¿puedo elegir estar feliz?
Puedo elegir ahora, que no pasa nada, vivir sin
temor alguno sobre ese posible futuro. Cuando llegue, si es que llega, veré a
cómo tocamos. Cuando fui operado de apendicitis, ya algo avanzada la infección,
con fiebre muy alta y dolores muy fuertes, mientras esperaba ser operado, elegí
vivir el dolor con paz y fue maravilloso. En verdad, no importa cuál sea el
dolor, lo que importa es el amor. Y siempre se puede elegir el amor, o lo que
es lo mismo, la felicidad.
Las situaciones excepcionales no marcan la
cotidianidad de la vida, pero no cabe dudas de que estar bien entrenado ayuda
mucho cuando se presentan. Existe un viejo precepto, “llorar con los que lloran”.
¿Qué hacemos ante la persona que sufre grandes quebrantos? Quien está educado
correctamente despliega toda su compasión, reconoce que no se le puede ofrecer
al que sufre nada mejor que la paz, el amor, y la presencia serena y amistosa.
Puedo elegir siempre ser creador, en toda
circunstancia, propia o ajena, y sentir paz, alegría y amor. Por cierto, nadie
necesita nuestra tristeza, ni nuestro dolor, ni nuestras lágrimas y lamentos.
Pero todos necesitamos siempre paz, alegría y amor. También puedo, Dios no lo
permita, elegir la guerra, la violencia, el odio. Y muchos lo hacen
desafortunadamente. Lo que deseo afirmar es que podemos elegir.
Este poder tiene un límite, no podemos elegir
de modo alguno lo que no es. Y, desde un punto de vista existencial, no podemos
elegir tampoco lo que es malo. Yo elijo la paz que es buena para mí y para
todos, yo elijo la alegría que es buena para mí y para todos, y yo elijo el
amor que es bueno para mí y para todos. Yo elijo mi bien y el bien de todos. Yo
puedo elegir.
Y tú también.
1 comentario:
Gracias por este consejo. Realmente
poder elegir hace posible vivir cada dia.
IVELISSE
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