miércoles, 7 de marzo de 2012

Su contribución

En este mundo, en esta hora, todos debemos hacer nuestra contribución a la humanidad y cooperar con el bien de todos. Ayudar en lo que los otros necesitan es nuestro deber. Nadie necesita su guerra, ni usted mismo, sería bueno que usted se ahorre su guerra. En cambio, le tierra está sedienta de paz, millones de personas necesitan paz, haga su contribución a la paz. Quizá usted piense con mucho realismo, por supuesto, que usted no puede hacer nada por la paz del mundo, que no está en su mano. No debe olvidar que esa contribución a la paz que usted debe es sólo su propia paz. Todos necesitamos su paz, no nos deje con el corazón vacío. Por favor, debe darnos su paz, la suya, la que usted vive. Tiene que vivirla usted para todos nosotros. Le quiero recordar que nos debe también su alegría. Mire cuanta gente triste hay en el mundo. Necesitamos su alegría, la suya, la misma que usted necesita para sí mismo. No, su tristeza no la necesita nadie. Por favor, deje la tristeza en la próxima esquina. Sobre la tierra hay una presión enorme de tristeza, no añada la suya. Pague su tributo de alegría a la humanidad. Pregunté ayer a una rosa marchita por qué estaba así y me respondió que estaba así, abrumada por la tristeza de quienes pasaron a su lado durante todo el día. Por todos nosotros tiene usted obligación de estar alegre. Compréndalo, necesitamos su alegría. Su tristeza, no, ¿para qué? Cuando pague su contribución de paz y alegría, comprenderá que le falta todavía pagar la deuda más cara y necesaria, la deuda de su amor. La tierra ya no aguanta más odio, la violencia se apodera de todos sus campos y de todas ciudades, imposible continuar así. Necesitamos amor, necesitamos el suyo; usted nos lo debe. Si no le merece amor ninguno a usted mismo, que prefiere odiarse, no lo haga, ámese mucho, no tanto por usted, sino por nosotros, por todos, por la humanidad. Su amor cuenta para todos, se lo exigimos. De guerras, odios y tristezas, la tierra se ha convertido en un valle de lágrimas donde vivimos gimiendo y llorando. Tanta gente infeliz, sin paz, si alegría, sin amor. Por eso todos estamos en deuda, por no pagar el tributo de nuestra paz, alegría y amor. ¿Será verdad que es tan trabajoso ser feliz? Yo necesito que usted lo sea.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Padre, gracias, que hermoso...Eso es lo que necesitamos esperanza, confianza, alegría, paz.Reciba mi saludo cariñoso desde Venezuela

gosspi dijo...

Pues si que lo soy Padre...soy de su misma opinion....hay que estar contento y tener la Paz dentro para asi crear buena armonia....como decia Jesus Urteaga: Ser felices para hacer felices a los demas.....