martes, 1 de mayo de 2012

M A Y O-





Llega el mes de mayo, el mes de los trabadores, el mes de las flores que no trabajan y el mes de las madres, que sí trabajan y mucho. Llega el mes más feliz del año y no está permitido que nadie esté triste este mes. Sus tristezas, si las tienes, empújalas hacia el próximo mes, o mucho mejor, envíalas de vuelta al mes ya pasado. Este mes tú tienes muy especiales motivos para estar feliz.
Algunas de mis razones. Me siento muy  feliz en este mes cuando recuerdo a mi madre. Me siento muy dichoso por haber tenido una madre cariñosa, tierna, acogedora, complaciente. Ella hizo todo lo posible para que yo me sintiera siempre acogido. Creo que sembró en mí semillas increíbles de optimismo. Fui un niño muy sensible, medio llorón, todavía la recuerdo. Nunca tuvo un gesto de cansancio, ni conmigo ni con los otros cuatro hijos. Sobre la tierra no hay dicha mayor que haber tenido una madre buena.
Muchas personas no sienten que hayan tenido una madre buena, todo lo contrario, sus recuerdos están llenos de rechazos, golpes, desprecios, críticas. Eso es realmente muy triste. Pero se debe recordar algo, a pesar de todo, ella fue quien te llevó en su seno, quien te crío, quien cuidó de ti, y puedes tener la seguridad de que te amó tanto cuanto estuvo en su poder. Hizo todo lo que en las circunstancias reales de su existencia podía hacer. Amala en tu corazón.
Algunas personas en el mundo no han conocido a la madre que los trajo al mundo, otras personas asumieron ese papel con mayor o menor acierto. Quizá no haya nada tan triste como no conocer a su propia madre. Hoy puedes recordar algo absoluto, no discutible. Ella fue sin duda la persona que te llevó en su seno y te dio parte de tu herencia, la llevas contigo. Puedes mirar tus manos y decir: ¡Gracias, Mamá!  
                                   Basta para ser feliz.

1 comentario:

gosspi dijo...

Que Alegria me da leerle Padre....Yo soy de esas privilegiadas que tuvo una madre santa...creo que todas lo son! Siempre que hablo con Ella la veo incrustada en mi Madre Celeste, la Reina de la Paz y en mi caso La Virgen de la Cabeza...la mia por un momento casi la pierdo por mis "idolos" pero la Gracia me rescató y Ella me tiene bajo su manto. un abrazo