martes, 3 de junio de 2008

Otros atajos

Otros atajos.

Muchas personas han relacionado su felicidad con las diversas formas de poder: político, económico, militar, científico, y le han consagrado sus vidas. Una idea unida a estas formas de pensar es la de que ejercer dominio sobre otros es fuente de profunda felicidad. Estas personas han creído saber que la violencia ejercida sobre otros es una necesidad fundamental para sentirse bien y no dudan usarla incluso contra sus propios familiares, esposas, hijos, hermanos. Ciertamente, quien tenga voluntad de poder con dotes naturales especiales puede lograr mucho dominio sobre otros y hacerles sentir su poder, como los tiranos por ejemplo. La arrogancia y el deprecio de los demás puede parecer un sentimiento superior, no recuerden ahora el superhombre, no vale la pena. Bien mirado, ese tipo de conducta no revela ninguna grandeza, apenas el ocultamiento de un hondo y perturbador sentimiento de inferioridad. La felicidad no vive en este universo, sino la rabia, el miedo y la violencia.
Este es un atajo muy peligroso, lleva directo al abuso de los demás, a la soledad más espantosa. Obviamente, se puede tener poder político y ejercerlo en beneficio de los otros, al menos es posible teóricamente. Quizá en la realidad hoy no sea posible ser político y amante de la justicia. Se puede, en principio, tener mucha riqueza y emplearla en beneficio de la comunidad, pero en sí el afán de riqueza deja poco espacio para la felicidad. Este es un atajo muy peligroso, quien viva para ser rico deberá hoy ejercer mucha violencia. En ese continente no habita la felicidad, sino la angustia. Para ocultarla esas personas inventarán toda clase de diversiones caras, pero no se puede engañar al corazón. El honor, propio fundamento de los militares, puede convertirse fácilmente en exigencia de fuerza represiva nada honorable. El peso de las infinitas e injustas guerras llevadas a cabo por ellos es demasiado para ser soportado por una conciencia feliz. El endurecimiento es un resultado inevitable del poder militar, sin que sea necesario decir que todo militar es necesariamente un asesino. Pero en el ejercicio del poder militar rara vez hay motivo para la bondad. El saber, en cuanto poder, puede ser usado para dominar a los demás, y eso no puede ser un camino de felicidad.
Estos atajos son muy peligrosos, nunca han llevado a la felicidad, simplemente porque nunca llevan al encuentro de la intimidad de la persona, casi nunca realizan la bondad que ilumina el amor. No se extrañe de que tan pocas personas sean realmente felices todo el tiempo. Los más siguen atajos que no llevan al encuentro con la felicidad.

4 comentarios:

Frank Vega dijo...

Estos tristes atajos. Son los que nos ha enseñado la sociedad. Es el pecado de varias generaciones y que ahora hacemos nuestro. El pecado que nunca sera motivo de felicidad, mas bien provoca destruccion en la persona. Este fin de semana leia un pasaje de Ezequiel en que se trata el pecado de Israel y una frase me llamo la atencion: "prostitua sin paga".
Muchas veces nos prostituimos sin ganar nada a cambio, mas bien perdemos. Pecamos y hacemos pecar a los demas haciendo infelices a los que nos rodean y a nosotros mismos. Es hora de que el ser humano detenga este camino de infelicidad que lleva a su propia destruccion. Tengo fe de que sera posible desde el amor. Mediante la educacion de las personas. Estamos aqui para vivir y ser felices, no para morir viviendo ni para matar la esperanza de nuestros hermanos.
Este el apocalipsis que necesitamos: el fin de la necesedad, de la maldad, de la violencia, de la opulencia y el comienzo de la sabiduria que nos lleva la felicidad con el amor, la esperanza y la fe.

Manuel dijo...

lijjgwUn saludo,estimado Marciano, siempre sigo las entradas del blog y creo son muy buenas, verdadero estímulo para vivir de una manera renovada. Las he recomendado a algunas personas de mi blog y seguro estoy de que valdrán a muchos para vivir en felicidad y trabajar por la felicidad también.

jesusmr dijo...

la felicidad, nuestra meta.. podría aportar, algo que ya usted ha dicho en cierta forma, a ella sólo llegamos bajo la guis de Dios, porque de resto nos iriamos tomando esos terribles atajos que nada de felices tienen.

Dove dijo...

Estimado amigo: le acabo de hacer una consulta en la entrada del 2 de abril, pero por si no tiene ocasión de verlo le remito allá desde aquí. Le sigo con interés.
Gracias. Un abrazo.